Confluències en art i educació - page 104

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el alumnado en las diferentes etapas
de sus vidas, en relación con suexpe-
rienciaen losmuseos.
El cuestionario empieza con la pre-
gunta “¿Cuál fueel primermuseoque
recuerdas haber visitado?”. El alum-
nado del curso 2001 respondió ma-
yoritariamente que recordaba haber
estado por primera vez en el Museo
de Ciencias Naturales de Onda. En
realidadno recordabanel nombrede
la institución, pero sí teníanmuypre-
sente en sumemoria que aquel lugar
les había impactado. Estemuseo era
muy visitado por escolares valencia-
noshaceunasdécadas. Se tratabade
un recorridopor dioramas en losque
se veían animales disecados de dis-
tintas partes del mundo. Lo quemás
llamaba laatencióndeaquel lugarera
una sección que todos recordaban
porque había expuestos una serie de
animales a los que probablemente el
taxidermista había colocado piezas
que le sobraban en el taller: una ga-
llina con dos cabezas, una cabra con
cinco patas, etc. Resulta significativo
comprobar que a los niños les había
marcado la parte que ellos denomi-
naban “los monstruos”, cuando en
realidad se trataba de una broma de
malgustodelmismotaxidermistaque
embalsamabaaquellosanimales.
Esta provocación sugiere una lectu-
ra que nos puede servir en relación
con los públicos infantiles, ya que el
ancestral gabinete de curiosidades
constituye un elemento clave para
atraer la atención de los niños y las
niñas. En el cuestionario del curso
de 2005, la respuesta a la primera
pregunta que ganó por goleada fue
el IVAM, que es el centro que enVa-
lencia inició latradiciónde lostalleres
didácticos a gran escala. La mayoría
de estudiantes recordaban que ha-
bía sido suprimeravisitaaunmuseo,
aunque no recordaban de quién era
la exposicióno sobre qué trataba. En
cualquier caso, lesdejóhuellaunmu-
seo de arte moderno, cuyos talleres
siempre resultaron muy atractivos
porque permitían a los visitantes
llevarse a casa un objeto o un dibujo
diseñadoporellosmismosenel taller.
Más recientemente, el alumnado ha
respondido a esta primera cuestión
con numerosos lugares distintos
(MuseodelPrado,Museode lasCien-
ciasdeBarcelona,MuseodeHistoria
de Valencia, Museo de Bellas Artes
de Asturias, Museo del Almudín de
Xàtiva, el museo del campo de con-
centración deMajolanek en Polonia,
el Museo del Carnaval del Diablo en
Riosucio de Caldas en Colombia, el
IVAM, el Museo de Bellas Artes de
Valencia, el Museo Dalí de Figueres,
etc.). Han pasado escasamente diez
años y pareceque ya nadie se acuer-
dadeaquelMuseodeCienciasNatu-
rales de Onda que habían visitado y
recordaban lasgeneracionesanterio-
res.Dehecho, lasvisitasenOndahan
derivadohaciaotroespacio,elMuseo
del Azulejo, dondeMarc Ribera, que
fue alumno de la primera edición del
diploma de postgrado, trabaja como
responsable de las actividades di-
dácticas. Aunque sean iniciales, estos
datos apuntan hacia la tendencia ge-
neralizada entre losmuseos de acer-
carsea losusuarios, especialmenteal
públicoescolar.
Cuando preguntamos en el mismo
cuestionarioquémuseosde laciudad
les interesan más, la mayoría de es-
tudiantes del postgrado se decantan
por museos con manifestaciones de
arte más recientes, y con una inten-
sa actividad programada, más allá
de las exposiciones temporales. Muy
pordebajoen laspreferenciasestáel
MuseodeBellasArtesoelMuseode
CerámicaGonzálezMartí. De hecho,
cuando hacen sus prácticas como
educadores de museos, la mayoría
prefiere centros de arte moderno o
contemporáneo. Cuando les pregun-
tamos por sus preferencias interna-
cionales, aparecen centros princi-
palmente clásicos como el Louvre, el
Orsay, elBristishMuseum, el Pradoo
el Thyssen, aunque no falta quien se
decanta por el MACBA, la Tate Mo-
dern, elMNCARSoelCentroPompi-
dou. Respecto a la frecuencia de sus
visitas, el alumnado visita un museo
cada quince días por términomedio.
Al inicio del curso el estudiante no
conoce los talleres didácticos que se
realizan en los museos de la ciudad,
y tampoco losmateriales que se edi-
tan con esta finalidad. Este tipo de
informaciones acaba convirtiéndose
en uno de nuestros retos para que
conozcan las prácticas educativas y
museísticas que se llevan a cabo en
lasdiferentes instituciones.
Para la formación de un educador
de museos consideramos primordial
que sea conscientede la importancia
que tiene el colectivo de los maes-
tros como eje integrador de muchas
cuestiones educativas que acabarán
repercutiendo tanto en las prácticas
del museo como en el alumnado que
visita lasexposiciones. Pensamosque
entre los educadores de museos y
los maestros se podría adoptar un
criterio de acercamiento, más allá
del intercambio de sugerencias. Am-
bos colectivos deberían trabajar en
colaboración para poder gestionar
adecuadamente los intereses del
alumnado infantil yadolescente.Pero
también comoun verdaderoproceso
deénfasispersonal yprofesional.
En nuestras investigaciones, y du-
rante años, nos hemos planteado la
problemática desde la perspectiva
del educador. Partíamos de la hipó-
tesis según la cual la relación entre
los maestros y los museos no era la
idónea. La figura del maestro como
un
gatekeeper
, tal y como planteó
estafiguraLasswell en su teoríade la
comunicación, remite a la idea de un
profesorado muy activo en relación
con las actividades extraescolares, y
en general con la actividad educativa
de carácter no formal. Son losmaes-
tros quienes organizan las visitas a
los museos. Aunque nadie les obliga
a realizar estas visitas, se trata de
una práctica muy frecuente en los
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